martes, 20 de marzo de 2012

Deja que cuente las veces

Roberto hacía el amor con su mujer tres veces y media a la semana, y se sentía satisfecho. Quién sabe por qué, pero sus coitos semanales siempre daban esa media. Normalmente, aunque en absoluto invariablemente, hacian el amor cada dos noches. Pero en algunas ocasiones Roberto había hecho el amor con su mujer siete noches seguidas; las siete noches siguientes, pues, no hacían el amor, o quizá solo una vez, en cuyo caso la semana siguiente harían el amor dos veces, y cuatro la siguiente; o quizá solo tres veces, en cuyo caso la semana siguiente harían el amor cuatro veces, y sólo dos la siguiente, o quizá solo una vez... y así sucesivamente. Roberto no sabía por qué , pero las veces que hacían el amor siempre arrojaban tal promedio. Al parecer era invariable. Ocasionalmente - ¿tenía algo extraño?- Roberto se sorprendía deseando que la semana tuviera sólo seis días, u ocho, para que tales cálculos (que, en esencia, resultaban siempre anodinamente satisfactorios) le fueran más faciles de hacer. 

martes, 13 de marzo de 2012

¿Morir? Ya no me acuerdo. (Al diablo le pagan con su misma moneda y demás trabajadores jodidos).

¿Qué era morir? Ya no me acuerdo. Yo, ferviente diablo, rey de los infiernos que toda la eternidad lleva escuchando lamentos de aquellos que perecieron en lo más negro de sus vidas. ¿Qué era morir que ya no me causa placer ni odio? Ya no hay satisfacción en mi vida como no la hubo en aquellas almas que solía recibir. Las últimas hornadas de difuntos atraviesan las llamas del infierno con una mirada tan vacía como el reino de mi celestial colega. ¿Cómo estará él por allá arriba? Siempre tuve envidia de ese viejo barbudo; tan popular y tirano al mismo tiempo. Sin embargo soy yo el criticado, el evitado, el siempre maldito ángel caído. Ahora estamos en las mismas, ¿no, barbudo? Ya no hay alegría ni tristeza en las caras de las almas afortunadas que murieron y llamaron a las puertas de nuestras casas expresando sus gracias y disculpas. Ahora todos entran mecanizados y absortos, pensando que todo aquello que han creado es superior a este asqueroso y mundano mundo, posiblemente una nueva aplicación para Android. No sé tú, pero yo me marcho.

(El saber sólo ocupa el lugar que ha dejado la religión en la conciencia de los ignorantes).

viernes, 9 de marzo de 2012

Poemilla electoral

Niños,
se me ha ocurrido,
un no sé si cuento o juego.

es el caso que vosotros 
hacéis de españoles
y en esta cajita blanca
echais sobrecitos de colores
en urnas de paz blindadas.

Luego vendrán unos señores
con gafas negras,
de cantos altivos y manos alzadas
a quitaros la cajita
con el pretexto engañoso
de que os lo piden con urgencia
el mismo Dios y la patria.

entonces gritáis todos a una,
arrebatándoles de nuevo vuestra urna
de esperanza,
gritáis fuerte como os digo,
                        gritáis hasta perder la garganta
que no es esta la patria vuestra
                        y que ni Dios os engaña.

jueves, 8 de marzo de 2012

¿Ha donde hemos llegado?

¿Ha donde ha llegado el ser humano que no sabe que lo es? Ha llegado a ser una máquina imperfecta fabricada con engranajes lubricados de orgullo. A la pregunta "¿qué eres?" la mayoría de seres inertes contestaría con un asesinato de sí mismos. "Yo soy electricista", "yo camarógrafo", "yo, asesor financiero". Alcanzar un punto en el que uno ya no es lo que aprende, o lo que come o lo que siente y encuentra los pilares de su identidad incrustados en el trabajo, un mero trámite que nos mantiene despiertos a nuestro parecer y dormidos por gracia de ellos, es verdaderamente peligroso. ¿Suponemos entonces que alguien que estudió filosofía y trabaja en una recepción de hotel, o un repartidor de lotería que se ve arreglando bombillas no son lo que son, o no son lo que qusisieron ser y que así será para el resto de su vida? ¿Y los parados?, ¿no son? Es desalentador saber que hay 5 millones de personas que no son residiendo en el cachito de tierra en que yo vivo.


Imaginemos, aunque cueste hacerlo ante tamaña proeza,  que en un arrebato de rabia e ira yo contestase "Soy rubio", o "soy despistado", o que "soy escritor" -  aunque no me dedique a ello profesionalmente -. ¿Satisfaría esto la curiosidad del interesado?


Pensemos en nuestra labor como seres pensantes y cabilemos sobre nuestros logros y metas y si eso nos hace ser. No es escontrar trabajo, sino a sí mismo. Dejar de lado la tonta utilidad de nuestra existencia que nos mantiene maniatados y en posición fetal, racionando nuestra vida a golpe de tragaperra. No somos más que perros adiestrados que cobran el papel de ganado. Trabajamos porque tenemos que trabajar, nos casamos porque nos tenemos que casar, votamos porque tenemos que votar. No somos más que eso. Tontos útiles. Seamos, por una vez. Seamos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Traición, felación y libertad

Muere, pues así te lo mereces, tiembla y engulle. Huelo el piano de tus costillas con deseos de asesinato, de asesinar eso que llaman "querer". Cargar con tu vida es mi escatológico calvario y joder con la manía de esperar un antes y un despues es morir. Si deseas morir dejame clavarte este puñal manchado de melancolía y hartazgo. Muere y grita, recuerda al reo que espera morir y al suicida que no se lo permite su cabeza. Comprenderás por qué deseo que los severos movimientos de vaivén de los grilletes del corazón hagan que me corra, iluminando lo mas oscuro de la garganta del bolero y de Dios. Morir es liberarse. Dame las gracias cuando te mate, me harás sonreir en la pulcritud de tus huesos y tus carnes, así tu y yo seremos libres. Yo por acabar con lo que odié y tu por no participar de aquí a siempre de esa gran mentira llamada amor.

sábado, 8 de octubre de 2011

El amor es como un Dios que sólo sale del Olimpo para ver si llueve

El amor es como un dios
que sólo sale del Olimpo para ver si llueve
El amor es orgulloso e inverbe
y castiga severamente al que le hiere

El amor es como un dios
que sólo sale del Olimpo para ver si llueve
se le ofrece un sacrificio
y no hay nadie que conteste

El amor es como un dios
que sólo sale del Olimpo para ver si llueve
nadie puede haberlo visto
y todos dicen que lo quieren

El amor es como un dios
que sólo sale del Olimpo para ver si llueve
todos hablan de cariño
mas santos hay que se enriquecen

El papa santo de Roma
las plegarias traen monedas
San Valentín, niño prodigio,
obtiene oro de sus flechas.

El amor es como un dios
que sólo sale del Olimpo para ver si llueve

jueves, 1 de septiembre de 2011

Soneto a los niños del 15

A los que rasgáis desnudos el vientre de vuestra madre
a los que colmáis de virtudes a aquellos que os aman
a los que de ropa, pistolas o apuro no saben nada
a los que la suerte libre escoge para morir de hambre.

A los que no entienden de estados, reformas y calles
de vil esperanza, de plazas y gentes que claman
de las voces inconfundibles y rotas que emanan
el derecho callado y universal a indignarse.

Os digo pequeños que os levantéis cuando mayores
como vuestro padre y su pan bajo el brazo se alzaron
para que vuestro futuro disense con los angores

Criad y regad las plantas que los necios arrancaron
plantas de síes, noes, canciones libres y amores
sobre los que azotan aquello que los pobres sembraron.

Poder y no querer (algo trascendental nunca viene mal)

Capaz soy de entender las cosas de mil formas
pero atada a mi garganta se encuentra mi voluntad.
Si quisiera podria amar desvergonzadamente
pero si pudiera jamás lo haría.


Hablo verdades en mi cabeza confusa
y amo acariciarlas una a una
hasta su fuga por los orificios de mi mente.


Ya no canto sin guitarra, sin música y sin ruido
soy un alma compungida
buscando ayuda o consuelo en hombros ajenos.


Puedo pensar y querer existir
pero uno a uno he aceptado
los valores de mi país.

martes, 30 de agosto de 2011

Si tengo que amarte

Si tengo que amarte
no me hagas decir siempre la verdad
no me hagas hacer lo correcto
no me digas si es o será
el amor no se da por supuesto

Si tengo que amarte
no hagas pecar a la casticidad
no me desnudes con pasos torpes
no reverencies la cima de la bajedad
no quemes este libro de nombres

Si tengo que amarte
no seas buena por serlo
no ganes premios de favores
no esperes un cuerpo halagüeño
no me hagas llenar tu ropa de canciones


Si tengo que amarte
dejame tocar tu cuello, tu espalda y tu pelo
dejame vestirte de negro al alba
dejame a tu lado sin suelo ni consuelo
mientras sea a tu lado, mi alma.

domingo, 28 de agosto de 2011

Nos definimos


  • DIVA GUTIÉRREZ MEDINADiva es una mujer que rebosa el vaso, tal vez el lunar de su boca hace balancear al pastel que la compone. Diva no está harta, como dice la canción, de poetas de bragueta y revolcón, pues para ella cada verso es un orgasmo que hace preguntarle a la realidad si ella existe. Hablamos de alguien con quien profundizar, con quien gobernar las palabras y atar las sílabas con cadenas, eslabones compuestos de poesía y juegos azarosos que hacen del final de una estrofa, patrona de la siguiente. Diva tiene buena salud y sexo, y ambos se entremezclan como se mezclan la pasión y la melancolía para follarse juntas en su cabeza. (Por Rodrigo Marín Morales.)


  • RODRIGO MARÍN MORALES: Rodrigo Marín Morales es un joven de veinte años con zapatillas de montaña y un collar de hueso. Sonríe siempre que bebe cerveza y suele dejar las cosas a medio hacer. Todas las cosas, todas, menos las mujeres. Con las mujeres es todo un caballero. Es gentil, honrado y divertido. Siempre está dispuesto a regalarle una rosa a una dama, a componerle un soneto o a besarle la boca. Rodrigo es un tío entrañable. Merece ser respetado y no merece recibir tanta mala suerte como acostumbra. El pobre lleva la palabra "gafe" tatuada en la frente. A Rodrigo nunca le han hecho el amor en una capilla. Él se muere de ganas por hacerlo con una chica madura, que le ame. Quiere sentirse pecador aunque no sea cristiano. Desearía estar bautizado sólo para pecar en la casa del Señor. Rodrigo Marín Morales algún día publicará un libro y será amado por otra mujer atea. Y ambos pecarán en una capilla, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén. (Por Diva Gutiérrez Medina)

martes, 9 de agosto de 2011

Sobrevivir, eso es todo.

Abrio la ventana y grito:


You bloody bastards! 


Se pego un tiro y murio, porque sabia lo que hacia.





jueves, 21 de julio de 2011

A la chica de la parada del bus.

                                                                                                             
"Bebe rubia la cerveza pa' acordarse de su pelo"
Extremoduro

Morir es parpadear
Sufrir, una cuestión de aguante
Sufrir es una eternidad
morir, tan solo un instante.


¿Que merece la pena, morir o sufrir?
¿Qué diría Shakespeare en este caso?
Sus tragedias escogían el morir
y recibían un sincero aplauso


Es una paradoja entonces el vivir
si viviendo aguantar se espera
es un simil la vida y el sufrir
ya que virtud y fracaso se alienan


Aguantar es pues vivir
Y yo aguanto por tí, rubia verguenza
Tú te vas y yo me quedo aquí
Es el blues de lo que pasa en mi cabeza.

domingo, 17 de julio de 2011

Una pregunta infantil (Basado en hechos reales)

David es un niño de 4 años que conocí hace poco al que he cogido mucho cariño por su naturalidad y su sonrisa. Siempre hacía lo que él quería hacer y jamás se dejaba llevar ni influenciar por sus compañeros. Además, nunca se metía con nadie. Si a todo esto le sumamos la inocencia de un niño, tal vez me haya cruzado con alguien verdaderamente sorprendente y genial al mismo tiempo.


- Rodri, ¿llorar es malo? - dice David mientras me coge de la mano. Miró hacia arriba apartando la mirada distraído por un escarabajo que acababa de alzar su vuelo.


- No - dije yo -. ¿Por qué iba a serlo? Llorar es algo natral y normal, y hay quien llora de tristeza, de dolor, de emoción, de alegría, e incluso de risa.


- Entonces, cuando lloro, ¿por qué la gente dice que no llore?


Reconozco que me quedé sin palabras y sólo acerté a decir:


- Buena pregunta.


Supongo ,ahora mismo, mientras escribo estas líneas, que es mejor para ellos, que es preciso silenciar aquello que irrumpe su tranquilidad con esas dos palabras, con suaves movimientos de vaivén y un ea ea ea que ni ellos comprenden. Y es que sentir una vida en nuestras manos es algo goloso por poderoso.

viernes, 15 de julio de 2011

A la literatura

Inútil es seguir queriendo
Alcanzar hechos con palabras
Bello es soñar despierto
Que soñando te acercas mi alma

Liviano es el ser que no ve
Que en la estantería hay estantes
Sobre la manzana una piel
Y sobre el tiempo un instante

Aquel que no vive el presente
No puede soñar en crearte
Pero puede seguir huyendo
Famélico del desastre

Yo creo en ser preciso
En crear bondad y dulzura
En decir que te odio y no existo
A través de ti, literatura

Dichosa distancia.

Por mucho que grite ya no me oyes,
mi mano no puede alcanzar tu pelo
Por mucho que avance ya no me sigues
lo común ya sólo la luna y el cielo


Por mucho que insista tú duermes lejos
en la cama patria que yo anhelo
Por muchos adeus un hasta luego
lo único que brilla, tu recuerdo.

La ciudad que yo conozco

Eran las cuatro de la tarde. Según Alberto eran las cinco. Vivía en un apartamento que se encontraba encajonado en la esquina más sórdida de la ciudad. Cuando Alberto entraba en su lugar de cobijo, éste se tornaba oscuro y siniestro como el carbón pero cuando salía, las paredes volvían al indefinible blanco gotelé que acostumbraban. Mientras permanecía en casa, sonaba una musiquilla escalofriante compuesta por los golpes secos de violines y violoncelos parecidos a los que indican peligro en la escena más tensa de las películas de terror, así al menos lo hubiese definido una persona completamente diferente a Alberto.

Alberto era un chico extraño en el vecindario, siempre vestía de negro y daba grandes zancadas al andar balanceando su cabeza de un lado a otro. Vivía solo y no hablaba con nadie, su piel era tan pálida que resultaba imposible olvidar su rostro, sentía pasión por todo lo sobrenatural y todos se sobrecogían a su paso. Siempre que entraba a la tienda de ultramarinos donde solía comprar, las paredes giraban con un sonido robótico y se volvían tan oscuras como en su apartamento, la bombilla alógena del porche se convertía, entre chirridos, en un candelabro y el timbre de la puerta mutaba en la nariz de un león que sostenía una aldaba.

Marta era una chica rubia con coletas, una a cada lado, que trabajaba tras el mostrador de un banco atendiendo a los clientes. Solía vestir camisas y faldas estampadas y horquillas de colores por el pelo. Sus gafas de pasta negras resaltaban con el azul de sus ojos. Cuando Marta entraba a trabajar, se podía oír el sonido de cien pájaros cantando y las ventanas del banco darían a un inmenso jardín verde lleno de hierba, con un rosal a un lado y un laberinto de arbustos en el centro. Cuando dejaba de pulsar las teclas del teclado, el monitor se convertía en un portaretratos, mostrando un paisaje boscoso tomado desde el aire, donde se podían identificar pequeñas lagunas a los lados de una enorme pradera y, arriba del todo, 12 montañas que dominaban el marco; en el pie ponía Connemara, Irlanda.

Yo también solía pasear por aquella extraña ciudad en la que los edificios cambiaban según mi carácter y mi estado de ánimo, era maravilloso ver como dominaba todo a mi paso. Cuando entraba en el banco donde trabajaba Marta, la ventana daba a mi casa y la lámpara parecía el flexo que alumbraba mis trasnochadoras lecturas. Todo cambiaba. Incluso los edificios se volvían invisibles, dejando una amplia esplanada de aire limpio y tierra fértil. Todo era como yo quería.

Ahora toca pensar. Todo era aparentemente precioso, regulando el mundo y cogiendo el bajo a todo lo que me rodeaba. El que haya entendido este breve relato como una historia de ciencia-ficción despegará la vista del papel con una amplia sonrisa imaginandose un mundo tan idílico como él lo fundara. Sin embargo, aquel que repare en que las personas ocupan el lugar de los edificios, y se dé cuenta de que puede ser un relato completamente veraz, llamará a la ciudad Hipocresía.

Acrónimo a mi vecino

País de canto triste y conquista eterna
orgullo rizado en cenefas azules
ríos que bañan el interior de dos baúles
tierra de vino dulce que sudan sus tabernas.
un clavel se agita en la plaza
gran triunfo de un pueblo malherido
al escritor cansado de fadico gemido
late para ensanchar el grosor de su coraza.

¡Ánimo Egipto!

TAHRIR Y LA MEDIA LUNA

Noche de invierno en la plaza de Tahrir, El Cairo. La docilidad de la noche aparece en un cielo dominado por la mitad creciente de la luna y una estrella que ilumina la vieja Heliópolis. El viento mece las palmeras como los ropajes del pobre tapado de auxilio, y la humedad del río sagrado congela y ahoga. Los farolillos de los vendedores de té permanecen tenues y escondidos tras la ignorancia; mientras, los adoquines carecen de sombras.

El suelo empieza a temblar y el olor a palmito y cordero asado muta en el aliento ensordecedor del hombre cansado, la mujer descallada y el niño triste. La estrella de 5 puntas aparta su mirada del palacio presidencial e ilumina los ojos del pueblo malherido. El esclavo escupe al faraón mientras el esclavista abandona el látigo que lo disfraza. Segundo tras segundo la media luna se llena de orgullo ante la realeza del hombre común. Es hora de cambiar.

¡Ánimo Egipto!

Encuentros y desencuentros con la ilusión

La sala estaba llena de gente, dibujos de comics por todo el local: Astérix, Obélix y un camarero bajito que servía en la barra presidían la noche. Para ser una fiesta de fin de año era todo excesivamente lóbrego: trajes, corbatas y sombreros; palabras de honor y vestidos negros que, tal vez, una cantante de fado podría lucir en cualquier ocasión excepto en este momento que aquí os describo.

" Menuda excusa utilizar el paso del tiempo para emborracharse, y compararlo así a noches más grandes llenas de mérito" pensó él, mientras se sentía fumado por codos que se inclinaban vertiendo en sus maldicientes bocas pedacitos de Absenta, alabando a tan pedante ambrosía.

De repente, apareció ante sus ojos una chica vestida de rosa que corría hasta la puerta; parecía el fantasma de alguna fugitiva que, al igual que él, comprendió que aquella no era una noche digna de aplauso y huía como huyen los pájaros en Octubre. Tras esforzar su mente en recobrar su pulso para que su vaso no resbalara, decidió salir a por ella para buscar algo de comprensión en tan extraño momento.

Cogió su abrigo, abrió la puerta y allí estaba ella: era una chica bajita, muy morena, que tarareaba una balada que me sonaba pero no reconocía. Se acercó y casi tartamudeando la saludó:

"Hola, ¿me puedo sentar contigo?"

"Claro", respondió ella con tono compungido mientras se tapaba la cara con las manos en acción de cansancio o desesperación. Más tarde se dió cuenta de que lloraba.

"¿Por qué lloras?" preguntó él ofreciendole un pañuelo.

"Pues porque tengo que llorar, si fuera más tímida te diría que no lloro, pero te conozco y sé que tengo que llorar", afirmó ella convirtiendo su sinceridad en una cara absorta reflejada en el rostro de nuestro protagonista.

"¿Me conoces?"

"Por supuesto, soy la ilusión que hace que me imagines."

"¿Cómo que la ilusión que hace que te imagine?¿qué quieres decir?", preguntó de nuevo él girándose hacia ella para prestar toda la atención posible a tan psicodélico encuentro.

"Cuando un escritor se sienta delante de su máquina, yo le susurro las palabras que merece una historia bonita; cuando el músico se sienta con su violín al hombro, yo soy los silencios, las corcheas y las claves de sol que éste plasmará en su partitura; y cuando el pintor coge su paleta para dibujar lo que sólo él sabe por qué dibuja, yo entro en su cabeza para convertirme en una mujer desnuda o en un simple grito ahogado; y, cuando tu estabas ahí dentro, yo era la que te hizo salir de ese mundo de multitudes y orgullo para que siguieras a este vestido rosa hasta este mundo desierto de bancos y adoquines".

" Entonces, ¿tu no existes?" preguntó curioso él.

"No, si te refieres a que si no puedo ser vista"

"Entonces ¿por qué te estoy viendo?"

"Porque estoy enamorada de tí, porque ahora tú eres mi ilusión, ambos somos la ilusión del otro. Esa es la razón por la que lloro, porque ahora me acariciarás la espalda y ya no estaré, ya que las ilusiones nunca son eternas. Vosotros tendéis a creer algo cómo lo mejor y siempre es superado por otra cosa u otra persona."

"¿Pero por qué estás enamorada de mí?"

"Porque has permanecido callado en el éxtasis de la tradición obligada, porque has sido tú el único ser que ha hecho de la realidad y la lógica algo poco típico, porque actualmente la sensibilidad se apoya en una cuerda floja, esa cuerda floja eres tú"

"¿Y ahora?"

"Ahora desapareceré como ilusión de la ilusión que soy".

Y, al final, él acercó su mano a su espalda, pasándola de arriba a abajo y de abajo a arriba, con el pulgar moviéndose en direcciones opuestas mientras que el vestido rosa se quedaba enrollado en su brazo. Ella ya no estaba. Ahora él entraría triste de nuevo al local que abandonó persiguiendo a una guapa chica morena vestida de rosa. El vestido ya no eran más que los horribles restos materiales de la ilusión.

¡Qué desilusión

A perseguiçao da utopia.

Ella está en el horizonte -dice Fernando Birri-. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.

Eduardo Galeano

Se busca gente con los pies en el aire para un nuevo trabajo de recolector de historias y buscadores de utopías.

- Se busca gente que no tenga experiencia laboral determinada, con que posea la mente y el corazón dados de sí me basta.

-Se buscan Cenicientas capaces de hacer añicos sus zapatos de cristal delante de las narices del principe azul, calzando raídas botas que fabricó su enamorado zapatero.

-Se busca gente que como Luther King hagan sus sueños realidad.

-Se busca al experimentado en este tipo de términos Tomás Moro para que contraste el bien privado con, una nunca más flamante, sociedad pacífica.

-Se buscan historias de Roald Dahl.

-Se buscan personajes de cuento que salvan las vidas de aquellos que los leen.

-Se busca a Nick Vujicic, para que corra urgentemente y estire sus brazos hacia la política actual para convertirel circo de la verguenza en otro circo de la mariposa.

 

Escribiendo en mis muñecas

Más extraño que gritar la palabra "clandestinidad"
más bonito que no decir nunca "te quiero"
más horrible que hablar de mi propia humildad
más dichoso que ver tu reflejo en mi espejo.



Más expresivo que clavar la vista en tí
más colocado que el humo que penetra mis pulmones
más ridiculo que no errar al decidir
más exhausto que no derrochar al expulsar emociones.



Tuyo es este papel que rebienta un simple clic
que con tanta precisión afila la emocional destreza.
Tuyas estas paradojas que finalizan el perfil
de este sincero poema fruto de mi pereza

A Saramago, el escritor transiberista.

Enseñar al mundo a decir que no; tú te zafaste del arresto de opinión y dejaste vencer a la utopía maldita de tus novelas, dejando la vieja Alfama por la tierra de arena y fuego sobre la que siembras tus querellas y cuentos.

En Madrid aún vivo contigo esos nueve meses que necesitó Ricardo Reis para morir, exactamente los mismos que necesitó para nacer. "Si no nos quereis, pues nos vamos" le dijiste a Europa en los 70 dejando a la peninsula a la deriva como si fuese una enorme balsa de piedra, esquivando las azores y remolcando a nuestro viejo continente hacia latinoamérica y África.

Ahora más que nunca te comprendo cuando dices que el arte es el pasaporte para estar enamorado, no tenemos derecho a estarlo si no somos sensibles ante la sonrisa y la lágrima y Pilar, bien lo sabe. Embarazaste a todas las mujeres de la península y todas se parecía a tu razón, a tu musa, a tu compañera de vida.

Tu sonrisa egíneta obstruye la sangre de los mercenarios y dota de oxígeno a aquellos que anhelan avanzar. Revives historias que jamas se contaron porque la historia siempre se cuenta desde el punto de vista de los vencedores.

Palabras como sensibilidad, honestidad, sencillez ya no son palabras abstractas pues todas tienen un rostro: el de JOSÉ SARAMAGO.

Marraketch

Hablamos de pueblos que se camuflan en la arena
de flores en las manos, de tatuajes de henna
de canciones de mezquitas que os echan de comer
de ciclomotores que raudos huyen de esta berbena.

Hablamos de gallinas que esperan del desplume la hora
de especias y couscus que huyen tras la aurora
de mujeres que se esconden tras pañuelos de seda
del rico que se torna mustio y de la rica pobreza.

Hablamos del cantar de vuestros dioses, que el anochecer os premia
de serpientes que bailan al son de vuestras quenas
de acrobatas que bañan tus calles y aceras
de mendigos que mendigan para calmar su pena.

Hablamos de tu letra incomprensible y tu tradición eterna
de mercados de juglares que al turista desean
de la preciosa mirada tapada de la mujer bereber
hablamos de tí ciudad ocre, hablamos de tí Marrakech
.

Nuestro juego

Vamos a jugar a que te busco,
a que no sé tu nombre,
ni tu calle,
a que paso las noches desvelado
porque una vez te ví y tú me viste,
a que escribo un poema y otro después
sin poder decir: te amo.

Por qué no jugar
a que rozo tu piel como al descuido,
a que tú te sonrojas y yo me ahogo
y se me van las manos por el aire
y me vuelvo suicida o deprimente
si otro tiene tu risa o tu cintura.

Es un juego muy simple.
Requisito:
buscar en los desechos de uno mismo
un secreto temblor
que los antigios llamaban ternura

lunes, 11 de julio de 2011

A los que ocupan las calles para mejorar el universo

Desde que me descalcé todo tiene sentido. Lo que creía cómoda moqueta es ahora un suelo de esparto y cristales rotos, y la fina arena se entromete entre los dedos de mis pies. El viento roza mi piel desnuda mientras el invisible vello de mis brazos se mantiene alerta procurando no bajar la guardia.

Caminemos todos al unísono descalzos por este suelo de esparto y cristales rotos, observemos el paisaje y cambiémoslo, pisemos bien fuerte levantando el polvo sucio y destrozando la basura ya arrojada, dejando un rastro eterno que recuerde nuestros pasos. Hagamos del murmullo un grito. Si nuestros pies se acostumbran al terreno baldío, reventemos las ampollas y los callos de aquel que avanza a nuestro lado.

Ya no queda mucho, caminante ,pues tras el descampado se extiende una pradera cuyo fin no divisarán nuestros ojos, donde nuestros pies descansarán el dolor y cicatrizarán las heridas, donde todos jugaremos al mismo juego y donde existirá una sombra que lleve nuestros nombres y en la que podremos refugiarnos.